El periodo que transcurre desde la que persona ha estado expuesta al amianto hasta que desarrolla el mesotelioma se denomina periodo de latencia. Aunque hay distintas enfermedades que se relacionan con el amianto, el mesotelioma es el que mayor periodo de latencia tiene. Normalmente pasan de 35 a 40 años entre la exposición y el diagnóstico, aunque hay casos en que se ha diagnosticado tras escasos 20 años y hasta 50 años tras la exposición.
Como regla general, cuanto mayor haya sido la exposición menor será el periodo de latencia. La media de edad de un paciente diagnosticado con mesotelioma pleural maligno es entre 40 y 69 años. Cuando el paciente es menor de 40 años, normalmente es porque ha habido una exposición en la infancia. En los menores el mesotelioma es tan raro que los médicos siempre lo relacionan con una exposición ambiental.
El largo periodo de latencia del mesotelioma es un factor que contribuye considerablemente al pobre diagnóstico que se asocia a esta enfermedad. Como en todas las formas de cáncer, cuanto antes se diagnostique el mesotelioma mayores serán las oportunidades de tratamiento. Desgraciadamente, como el cáncer de ovarios o de pulmón, los síntomas del mesotelioma normalmente pasan desapercibidos hasta los últimos estadíos.
El mesotelioma se puede manifestar inicialmente en varias partes del cuerpo. Un estudio encontró en 69 pacientes que el mesotelioma en la zona del pecho tenía un periodo de latencia de 35 años de latencia, mientras que el mesotelioma en la zona del abdomen tenía una latencia de 28 años. Aunque los tiempos de exposición pueden variar, la media de duración de exposición asociada al mesotelioma peritoneal es de 11 años, mientras que la exposición asociada al mesotelioma pleural es solo de cinco años.
La mayoría de casos de mesotelioma son resultado directo de una exposición ocupacional. Esta exposición actualmente está regulada en la mayor parte del mundo desarrollado, aunque, debido al largo periodo de latencia nuevos vasos van a ser diagnosticados hasta al menos 2.020. Las estadísticas sobre el diagnóstico registran su pico aproximadamente de 30 a 40 años desde que se usó el amianto.
El patrón de las estadísticas cambiará en los próximos 20 años, debido al hecho de que la esperanza de vida es sustancialmente mayor a hace varias décadas atrás. Muchas personas fallecieron incluso antes de que se desarrollara la enfermedad. Sin embargo en 2.007 se fijó la esperanza de vida para trabajadores retirados a la edad de 65 años en 19.9 años en el caso de mujeres y 17.2 en el caso de los hombres. Además la regulación del amianto ha hecho que se reduzca el número de exposiciones. Por eso se espera que haya un incremento en el periodo de latencia.
Sin embargo, ha habido recientes eventos que han demostrado que puede haber una excepción a esta tendencia. En el fatídico ataque de Septiembre de 2.011 al Word Trade Center, mucho de los primeros que ayudaron y los residentes de Nueva York fueron expuestos a las fibras de amianto que quedaron suspendidas en el aire como consecuencia de la demolición de los edificios vecinos. Una doctora llamada Deborah Reeve ayudó en la recuperación pero empezó a tener problemas de respiración a los dos años. Ella fue pronto diagnosticada de mesotelioma y falleció en marzo de 2.006. Periodos de latencia tan breves como este son extremadamente raros pero pueden ocurrir.
Antes de que se regular el uso del amianto, las familias y las esposas de aquellos que trabajaron con este material estuvieron expuestas a sus fibras pues estas eran llevadas a casa en la ropa de trabajo. Cualquier miembro de la familia podía estar en contacto con la ropa o con el pelo de una persona que pudiera haber estado expuesto al amianto mientras trabajaba.
El marco temporal de la exposición puede ser difícil de dibujar debido al largo periodo de latencia. Una persona `puede haber estado expuesta brevemente al amianto mientras trabaja unas pocas semanas de verano en la construcción de un edificio. Esa breve exposición al amianto puede ser suficiente para que muchos años después desarrolle un mesotelioma, sin que la persona pueda ser capaz de recordar esa breve exposición en su juventud. Esto hace que las estadísticas del periodo de latencia sean todo un reto, sin que los investigadores dejen de trabajar buscando nuevos tratamientos e incluso una posible cura.
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