En los pacientes con mesotelioma generalmente no se demuestran los síntomas de esta enfermedad hasta pasados 20 o 50 años desde que estuvieron inicialmente expuestos al amianto. Las fibras que se alojan en la membrana que rodea a los órganos internos, el mesotelio, normalmente están presentes durante muchas décadas hasta que se desarrolla el cáncer. Estas fibras se van acumulando gradualmente hasta cicatrizarse, lo que lleva a una inflamación y posteriormente al cáncer. Aunque la mayoría de las fibras han llegado al organismo a través de la inhalación, el material también puede haber sido introducido a través de la ingesta. Inicialmente los síntomas son leves y pueden pasar desapercibidos para el enfermo pues no son alarmantes. Sin embargo, conforme el cáncer se esparce, estos síntomas comienzan a ser más severos y debilitantes.
Como consecuencia de este lento desarrollo y periodo de latencia entre la exposición al amianto y el afloramiento del cáncer, en muchas ocasiones los síntomas iniciales del mesotelioma pasan desapercibidos. Además, como estos síntomas son similares a los que se relacionan con otras enfermedades menos graves, es fácil que exista un retraso habitual en la búsqueda del tratamiento. Desafortunadamente, este retraso puede limitar las opciones del tratamiento y su efectividad. Por ello, es vital para aquellos que piensen haber estado expuesto al amianto que busquen asesoramiento médico, aun cuando los síntomas no hayan aflorado. En muchas ocasiones, conocer una segunda opinión es recomendable, pues el mesotelioma es comúnmente mal diagnosticado. Averiguar el estadio del cáncer o averiguar el tipo de cáncer que es, es una tarea en la que se pueden dar diagnósticos equivocados y en la que, por ello, los médicos deberían solicitar una segunda opinión. Diagnosticar el mesotelioma como de estadio III cuando realmente es de estadío II es una gran diferencia, más cuando los tratamientos y el pronóstico puede diferir sustancialmente entre los distintos estadíos.
Después del diagnóstico hay algunos pasos importantes que deben ser dados por aquello que deben enfrentarse al mesotelioma. Estos pasos pueden ser la diferencia entre sucumbir a la enfermedad rápidamente y mantener un buen nivel de vida mientras se lucha contra la enfermedad. Incluso si los síntomas que parecen ser triviales aparecen, es importante ponerse en contacto de inmediato con su médico, sobre todo si se ha estado expuesto al amianto en el pasado.
Primeros síntomasLos primeros síntomas del mesotelioma normalmente pasan desapercibidos para los pacientes, encontrándonos por tanto con una enfermedad de diagnóstico tardío. Por ello es fundamental para aquellos que han estado expuestos al amianto que se sometan con regularidad a controles médicos que puedan ayudarles a identificar cualquier singo latente del desarrollo del mesotelioma. Aquellas personas que has estado prolongadamente expuestas al amianto deben estar más atentos a este riesgo, ya que la intensidad y el tiempo de exposición se relacionan en profundidad con el desarrollo de esta enfermedad.
Muchas veces los síntomas del mesotelioma se parecen a los propios de otras enfermedades o dolencias físicas como son procesos febriles, problemas cardiacos, enfisemas o resfriados. Entre estos síntomas también encontramos la limitación en la respiración, dolor constante en el pecho, tos, sudoración nocturna, pérdida de peso pero retención de líquidos, obstrucción intestinal, hinchazón de los pies, y acumulación de líquido en una radiografía pectoral. Esta última sintomatología se conoce como una efusión pleural.
Uno de los síntomas del mesotelioma es un aumento del líquido que hay entre la pleural parietal y la pleura visceral. Este aumento se conoce como derrame pleural. Estas membranas están recubiertas con las células mesotelicas que normalmente segregan un fluido que lubrica y protege el espacio que hay entre la pared pectoral y los pulmones. En un cuerpo sano un exceso de fluido es absorbido en el torrente sanguíneo y los nódulos linfáticos para evitar una acumulación de líquido. Contrariamente, cuando hay problemas de salud como ocurre en el mesotelioma, cuando hay demasiado líquido en esta zona, no se absorbe y aparece lo que se conoce como derrame pleural.
Hay dos tipos de derrames pleurales. El más común es el transudado. Este derrame se caracteriza por tener claridad en su color y por ocurrir cuando hay un desequilibrio entre los fluidos que se producen y aquellos que se absorben. Esta forma de derrame es común en casos de insuficiencia cardíaca congestiva.
El tipo de derrame pleural que se conoce como exuado es también un signo de padecer mesotelioma. Este derrame se caracteriza por ser más difuso en su color, y por estar formado por células, proteínas y otros fluidos que se parecen a casos de pleuras enfermas. Para poder diferenciar entre estos dos tipos de derrames pleurales es necesario tomar una muestra de los fluidos.
Retirar el exceso de fluido se puede hacer mediante un procedimiento simple que solo requiere anestesia local. Este procedimiento que se conoce como pleurodesis, se realiza inyectando talco en el líquido de los pulmones. De acuerdo con la Sociedad Americana del Cáncer, esta sustancia causa una irritación en las membranas, de manera que se inflaman y se pegan entre sí. Una vez se ha creado esta adherencia, se elimina el espacio y el área se hace impenetrable al líquido.
Otro procedimiento, conocido como pleurocentesis es un procedimiento sencillo que no dura más de 30 minutos. Durante este procedimiento, se inyecta una aguja larga en los pulmones a través de la cavidad pectoral y se drena el exceso de líquido de los pulmones.
La modalidad más común de este tipo de enfermedad, el mesotelioma pleural, supone el 75% de los casos de mesotelioma. Desarrollándose en la región pulmonar, los síntomas de esta enfermedad incluyen:
Los síntomas del mesotelioma pleural generalmente son el resultado de la reducción de la membrana que rodea los pulmones y que es consecuencia directa de la rapidez con la actúan las células cancerígenas. Esta rápida generación de células normalmente provoca una acumulación de líquido en el espacio pleural (derrame pleural) lo que lleva a que aparezcan los síntomas más comunes del mesotelioma, y que incluyen acortamiento en la respiración, tos inexplicable y dolor en el pecho.
En un estudio llevado a cabo en el año 2009 por el Instituto de Medicina Ocupacional de Texas sobre 221 casos de mesotelioma, se averiguaron que los signos y símbolos más comunes eran:
La segunda modalidad más común de mesotelioma, el mesotelioma peritoneal, se desarrolla en la capa que recubre la cavidad abdominal y que se conoce como peritoneo. Sus síntomas incluyen:
Los síntomas del mesotelioma pleural son generalmente consecuencia del engrosamiento de la membrana que recubre el abdomen, llevado a cabo por el rápido crecimiento de las células cancerígenas. Esta rápida producción de células frecuentemente lleva a una acumulación del fluido que existe en la membrana que se encuentra en esta área, presionando al abdomen y provocando los síntomas anteriormente expuestos.
En el mismo estudio hecho por el Instituto de Medicina de Ocupacional de Texas en 2.009, los síntomas que más comúnmente se reflejaron en 13 casos de mesotelioma peritoneal eran:
Menos del 5% de los pacientes de mesotelioma desarrollar este tipo de enfermedad que se ubica en la membrana que recubre el corazón. Los síntomas del mesotelioma pericardal se desarrollan como consecuencia del engrosamiento de la membrana pericardial y del consiguiente aumento del líquido. Los síntomas más comunes son:
Dado que esta forma de mesotelioma raramente afecta a los pacientes, sus síntomas no están ampliamente reconocidos, lo que hace que su diagnóstico sea difícil. La dificultad en el diagnostico hace que el tratamiento de esta enfermedad sea especialmente difícil, lo que implica, generalmente a un peor diagnóstico que en otros tipos de mesoteliomas.
En 1994 un estudio realizado por el Instituto del Corazón de Texas, sobre 28 enfermos de mesotelioma pericardial reconoció la presencia de los siguientes síntomas:
Síntomas del mesotelioma testicularDesde 1950, menos de 100 casos de este tipo de mesotelioma se han registrado, tratándose por ello de un tipo extremadamente raro. Precisamente por esta rara forma de aparición, sus síntomas siguen siendo un eterno desconocido. Hoy por hoy el único síntoma que se reconoce del mesotelioma testicular es la aparición de bultos en la zona testicular e hinchazón en el escroto.
Muchas veces el tumor en los testículos solo aparece de manera circunstancial cuando el paciente está siendo operado por otra cause como una hernia.
Desafortunadamente no todos los mesoteliomas permanecen confinados en el lugar originario donde aparecieron. Cuando las células cancerígenas viajan por el cuerpo y forman nuevos tumores, podemos decir que hay metástasis. Esto puede ocurrir cuando las células cancerígenas se ubican en el torrente sanguíneo o en los nódulos linfáticos de modo que viajan a otras partes del cuerpo.
Los estudios dicen que el 44% de los casos terminan con metástasis. Además, puesto que la mayoría de los casos de mesoteliomas no se diagnostican hasta que el cáncer está en su último estadio, es probable que el cáncer se haya expandido de manera que no se puede operar o que el pronóstico de una operación no sea alentador.
Los síntomas que con mayor claridad indican que ha habido una invasión local son:
Además, en algunos casos raros, si el cáncer se ha extendido por el canal espinal, puede aparecer una paraplejia. Otros síntomas raros que pueden aparecer son entumedecimiento de los dedos y osteoartografia pulmonar hipertrófica. Estos incidentes suelen ocurrir cuando los pacientes también sufren asbestosis.
Tal y como se ha expuesto anteriormente, puesto que el periodo de latencia del mesotelioma es de 20 a 50 años, muchos de los pacientes no tienen ningún síntomas durante años e incluso décadas. En 2009 en un estudio llevado a cabo por el Instituto de Medicina Ocupacional de Texas se revisaron 271 casos de hombres y 21 de mujeres diagnosticados con mesotelioma.
La latencia, esto es el tiempo que va desde la exposición inicial y el diagnóstico del cáncer, se detectó en 191 de los 238 casos. La media del periodo de latencia era de 48.5 años, con un rango de edades entre los 18 y los 70 años. El estudio además reveló que no hay diferencia estadística entre el periodo de latencia del mesotelioma peritoneal y del pleural (45.9 contra 48.6 respectivamente) Además encontraron que no hay diferencia estadística alguna entre aquellos que tenían asbestosis y los que no. Contrariamente, el estudio si que encontró una evidencia para probar que en las mujeres el periodo de latencia era mayor que en los hombres (53.3 versus 47.9).
La media de edad en el diagnóstico era 70.3 años con un rango de edad que va desde los 34 a los 92 años. Se observó que la edad de diagnóstico en los casos de mesotelioma peritoneal era ligeramente menor que en los casos de mesotelioma pleural (65.4 frente a 70.6) Otro estudio realizado con un número más elevado de pacientes con mesotelioma se llevó a cabo en 1992. Este estudio en el que se comparaban 1.690 casos determinó que el periodo medio de latencia eran 32 años.
Con un periodo tan extenso de latencia, el mejor método es una detección precoz. Si le cáncer se diagnostica en los estadios I o II la alternativa quirúrgica puede ser curativa. Solo un médico especialista puede diagnosticar algo tan complejo y maligno como el mesotelioma por lo que lo mejor es consultar a uno de ellos si los síntomas aparecen.
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