Tras la última de las intervenciones quirúrgicas le colocaron una prótesis de voz, pero el organismo se la rechazó y volvió a pasar unos momentos complicados en su salud, por lo que ha decidido no volver a insistir.
Su esposa, Milagros, actúa de intérprete, y explica que están satisfechos de que, por lo menos, hubieran admitido que lo suyo era una enfermedad profesional derivada del contacto con el amianto.
«Lo primero que me dijeron fue que dejase el tabaco y yo nunca fumé», señala José Manuel, añadiendo que eso a los médicos les extrañaba, porque el tabaco era hasta ahora la relación causa efecto más directa con el carcinoma de laringe.
En la reclamación de indemnización que su abogado ya ha presentado se hace constar que durante los años que trabajó para la empresa nacional Bazán -ahora Navantia- lo hizo en relación directa con el amianto y en ambientes en los que se utilizaba dicho material cancerígeno. Se asegura, asimismo, que la empresa no adoptó ninguna medida de prevención respecto a los trabajadores y que tampoco se les realizaron reconocimientos médicos específicos sobre la detección de asbestosis.
Partiendo de estas premias, el afectado reclama una indemnización económica de similares características a las que consiguieron los afectados por cáncer de pulmón.