29 Noviembre 2024
La retirada de uralita, un producto que utilizaba amianto en su composición, representa uno de los mayores retos para el sector de la construcción en el siglo XXI. Aunque es un proceso lento y laborioso, las empresas especializadas están realizando un trabajo indispensable para garantizar tanto la salud pública como la protección del medio ambiente. Pero ¿es realmente peligroso vivir cerca de uralita?
El amianto, también conocido como asbesto, es un material compuesto por fibras minerales que, debido a su resistencia y bajo coste, fue ampliamente utilizado en la construcción durante décadas. Sin embargo, su popularidad quedó totalmente eclipsada debido a los graves riesgos que implica su utilización.
Desde el punto de vista de la salud, la inhalación de fibras de amianto puede provocar enfermedades graves como la asbestosis, el cáncer de pulmón o el mesotelioma. Estas patologías tienen largos periodos de latencia, lo que significa que pueden manifestarse incluso décadas después de la exposición.
En términos medioambientales, el amianto también representa una amenaza. Cuando se degrada, libera partículas tóxicas al aire y al agua, poniendo en riesgo tanto los ecosistemas como a las comunidades cercanas a los residuos. Por ello, es esencial que su retirada sea gestionada por profesionales capacitados que minimicen estos peligros.
Uralita fue el nombre de una marca comercial española que se convirtió en sinónimo de productos fabricados con una mezcla de cemento y fibras de amianto. Durante gran parte del siglo XX, esta multinacional fue líder en el mercado de la construcción, produciendo todo tipo de materiales utilizados tanto en las cubiertas como en el interior de los edificios.
Sin embargo, las enfermedades causadas por la exposición al amianto llevaron a la empresa a enfrentar numerosas demandas legales. Incapaz de hacer frente a las indemnizaciones, la compañía quebró en 2020, dejando tras de sí un legado complicado de gestionar.
Su uso extensivo en la construcción, hace particularmente difícil tanto localizar como retirar asbesto. Estos son solo algunos de los productos con amianto más habituales en nuestro país:
El uso más conocido de la uralita es en tejados ondulados, ampliamente utilizados en naves industriales, viviendas y edificios comerciales. Se empleaba incluso para revestir fachadas. La retirada de amianto en estas estructuras debe ser realizada por expertos, ya que la manipulación inadecuada puede liberar fibras dañinas al aire.
Las tuberías de asbesto-cemento eran comunes debido a su durabilidad. Sin embargo, su presencia en edificios antiguos plantea un desafío, ya que suelen ser difíciles de localizar y, por lo tanto, a menudo quedan fuera de los planes de retirada.
Uralita también fabricó jardineras de cemento mezclado con amianto, que fueron muy populares en los años 60 y 70 y que aún se encuentran repartidas por todo el país. Aunque son más fáciles de retirar que otros productos de amianto, no se pueden mezclar con otros productos de desecho, por lo que se necesita una empresa especializada.
La retirada de amianto no solo es esencial para prevenir enfermedades graves, sino también para garantizar la seguridad ambiental. Con el apoyo de empresas especializadas y una mayor concienciación, podemos avanzar hacia un entorno más seguro y saludable y dejar atrás los riesgos asociados a este material.
Fuente: www.merca2.es
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