29 Octubre 2020
El nuevo nombre de Val-des-Sources, que se puede traducir como Valle de las Fuentes, era uno de los cinco posibles nombres entre los que podían elegir los poco más de 7.000 habitantes de la localidad, situada a unos 160 kilómetros al este de Montreal.
Las autoridades municipales anunciaron en la noche del lunes que el 51,5 % de los votantes se decantaron por Val-des-Sources como el apelativo con el que a partir de ahora se conocerá a la localidad, fundada a finales del siglo XIX y que tomó su nombre por estar situada en las cercanías de varias minas de amianto, una de ellas, la más grande del mundo.
Una de las cinco propuestas para renombrar la localidad era Phoenix, que defendía su candidatura al explicar que “como la mítica ave, nuestro municipio ha sabido recuperarse de las tribulaciones del pasado para reconstruirse aún más fuerte”.
Durante cerca de un siglo, el amianto, y la cercana masiva mina de Jeffrey, hicieron que la localidad convirtiese a Canadá en uno de los mayores exportadores mundiales de este mineral. El amianto de Asbestos era utilizado en múltiples aplicaciones: desde aislamiento en techos hasta tuberías pasando por los polvos de talco.
Pero a pesar de que la toxicidad del amianto es algo conocido desde hace siglos, Canadá se resistió durante décadas a limitar la producción del mineral por la importancia económica que tenía en la provincia de Quebec.
Tanto Chrysotile Institute, una organización financiada por el Gobierno canadiense, como International Chrysotile Association, promovieron desde Canadá de forma agresiva hasta hace menos de una década la extracción, uso y exportación del amianto con el argumento que el mineral se podía utilizar de forma segura.
Finalmente, un pequeño grupo de científicos en Quebec “expusieron los falsos argumentos del sector” y finalmente, hace dos años, Canadá prohibió el uso en el país de productos que contienen amianto, con pequeñas excepciones.
Para entonces, el nombre de Asbesto era algo tan tóxico como el producto en sí mismo y la localidad decidió que necesitaba enterrar el pasado para poder mantener su desarrollo económico.
El año pasado, el alcalde de Asbestos, Hugues Grimard, declaró que un funcionario encargado del desarrollo económico de la localidad acudió a una reunión en Estados Unidos.
“Intentó dar su tarjeta de negocios y la gente de hecho ni siquiera quería aceptarla”, declaró Grimard.
“Si queremos seguir el desarrollo económico, no nos queda ninguna opción. La atención de los medios a nuestro pasado nos sigue cada vez que hacemos algo”, añadió.
Una situación totalmente opuesta a la de otra localidad canadiense, Dildo, en la provincia de Terranova y Labrador.
Dildo, en inglés el nombre de un juguete sexual, ganó notoriedad internacional el año pasado cuando fue mencionada por el humorista estadounidense Jimmy Kimmel en uno de sus programas de televisión.
Y a pesar de que el nombre fue el objeto de más de una burla, los 250 habitantes del pueblo no solo no quieren ni oír hablar de cambiar el nombre sino que se ha convertido en un motivo de orgullo hasta el punto que la oficina de turismo de Terranova y Labrador ha creado un lema para ellos: “No hay lugar como Dildo”. EFEverde
Fuente: www.efeverde.com
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